Escalando un programa por la primera infancia en Perú: lecciones de una alianza entre Aporta, IPA y J-PAL LAC

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Fabiola Cáceres
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Fabiola Cáceres, Innovation and Social Impact Manager at Aporta. Photo credit: Fabiola Cáceres

En 2017, Innovations for Poverty Action (IPA) Perú y J-PAL para Latinoamérica y el Caribe se unieron en colaboración a la asociación civil peruana Aporta–plataforma social de Breca, un conglomerado de empresas de origen peruano. El principal objetivo fue promover el uso de datos y evidencia en el programa de Desarrollo Infantil Temprano (DIT) que la organización venía diseñando. 

Durante estos años, acompañamos en el diseño y ajuste de programas en base a evidencia. Un notable resultado de la colaboración es el escalamiento del programa Volar, el cual busca promover de forma costo efectiva el desarrollo integral de niños y niñas, así como fortalecer las capacidades de cuidadores a través de medios digitales. Gracias al financiamiento del Development Innovation Ventures (DIV) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Volar está siendo piloteada con las y los cuidadores de niños y niñas del Programa Nacional Cuna Más

Conversamos con Fabiola Cáceres, Gerente de Innovación e Impacto Social de Aporta, quien explica cómo la alianza con J-PAL e IPA fue clave para unir a actores clave como el gobierno peruano, las organizaciones privadas, la academia y la cooperación internacional por la primera infancia en Perú y obtener los logros alcanzados. 

¿Cómo nace la colaboración entre Aporta, IPA Perú y J-PAL LAC para promover evidencia de lo que funciona en DIT?

Aporta tiene como uno de sus principios rectores el desplegar proyectos de impacto social que estén basados en evidencia y que muestren sus resultados para poder tomar decisiones de qué programas podrían expandirse. En esa línea, se hacía natural buscar un aliado estratégico como J-PAL e IPA para trabajar juntos el entendimiento profundo del problema que intentábamos solucionar y para poder idear y pilotear alternativas de solución, generando evidencia que permitiese validar el impacto potencial y aprender sobre la marcha.

¿Podría describir la importancia de la colaboración entre Aporta, IPA Perú y J-PAL LAC para la reciente extensión del programa Volar a nivel nacional?

La colaboración ha sido central en todas las etapas del proyecto. Al inicio, nos ayudó a entender el problema a partir de evidencia global sobre el desarrollo infantil. También ayudó a identificar programas costo efectivos y escalables promisorios. 

Posteriormente, en la etapa de testeo y aprendizaje, también fue esencial para medir y generar conocimiento respecto de qué prototipos tenían mayor impacto potencial y viabilidad pensando en escalamiento. Gracias a ello, pudimos refinar el modelo y centrar los esfuerzos y recursos en los componentes basados en tecnología con mayor costo efectividad.

Tener acceso a la red académica de J-PAL e IPA también fue muy importante porque nos permitió interactuar y recibir retroalimentación durante el proceso. Nos dio acceso a expertas y expertos con experiencia en DIT y en el uso de esquemas e instrumentos de medición validados internacionalmente en el tema. Gracias a ello, desde su concepción, el programa ha utilizado instrumentos de medición rigurosos y, conforme íbamos mejorando el programa, incluir algunos otros más idóneos para el proceso. Ello le ha dado mucha credibilidad al programa, no sólo a nivel de la rigurosidad del trabajo y la apuesta ambiciosa por el DIT si no también credibilidad a nivel de los resultados que nosotros podíamos presentar para ir tomando decisiones de expansión internas y externas. 

Finalmente, hemos sido aliados en la postulación y obtención de fondos importantes que otorga USAID para el testeo riguroso de intervenciones que tengan el potencial de solucionar desafíos globales complejos. Esto nos está permitiendo probar el impacto de Volar a nivel nacional. Particularmente, generar evidencia rigurosa del impacto adicional de sumar intervenciones basadas en tecnología al trabajo con cuidadores de niños y niñas que ya realiza Cuna Más.  Esto nos permitirá saber qué pasa cuando estas intervenciones basadas en tecnología se incorporan dentro de la política pública y nos permite soñar con multiplicar el alcance de Volar no solo en el Perú sino también en otros países.

¿Cuáles son los siguientes pasos tras haber obtenido el DIV y haber firmado el convenio con el gobierno peruano para escalar el piloto a nivel nacional?

Ahora estamos en el proceso de implementar el piloto vamos a tener todo el acompañamiento de IPA y de J-PAL para hacer la medición rigurosa. Tenemos la esperanza de que si esto tiene impacto, la política pública pueda incorporar estas intervenciones en su modelo operacional e impactar de manera permanente y orgánica a más niños y niñas. Nuestro objetivo ideal es que, si esto funciona, puede inspirar a política pública en diferentes lugares, porque creemos que es una solución que ha ido madurando en el tiempo, que funciona y es de bajo costo y que tiene el potencial de mejorar los entornos de crianza para el desarrollo integral de niños y niñas.

¿Qué lecciones podría dar esta colaboración a otras intervenciones de primera infancia?

Creo que quienes trabajamos en proyectos sociales a veces estamos muy enfocados en los desafíos de la implementación pero es importantísimo no perder de vista la parte estratégica. Es decir, preguntarnos para qué estamos haciendo lo que estamos haciendo y tener muy clara la cadena lógica de valor y los resultados intermedios y finales que queremos conseguir. Ahí el apoyo de IPA y J-PAL es central porque, una vez que uno tiene claro cuáles son los resultados que quiere conseguir y cuál es la teoría de cambio detrás de la intervención, puede construir indicadores y un plan de seguimiento y de evaluación riguroso para después ir viendo los avances y aprender sobre la marcha. Pero sobre todo, para aprender, generar conocimiento y mostrar que la inversión de recursos que estamos haciendo tiene sentido.

Además, este tipo de apoyo técnico nos hace más fuertes no sólo en la implementación, sino de cara a las alianzas que tenemos y que deberíamos querer tener. Muchas veces tenemos capacidad de apalancar recursos en espacios limitados, y es a través de la política pública y de las alianzas con terceros que podemos multiplicar el impacto. Sin embargo, para abrir esas puertas e influir, el apoyo de la academia resulta central pues permite mostrar resultados objetivos con independencia y evidenciar la rigurosidad con la que se trabaja en los proyectos de desarrollo. Creo que cuando uno tiene un aliado como J-PAL e IPA se pueden cumplir esas metas. Y siento que con la potencia que da tener en la mesa al sector privado, al sector público, a la academia y a la sociedad civil, se puede potenciar el impacto y lograr intervenciones referentes que no sólo ayuden a mover la aguja frente a los múltiples desafíos sociales persistentes sino que, además, muestra que es posible la acción colectiva y que la suma de esfuerzos multiplica las posibilidades de obtener resultados concretos y avanzar de manera más decidida la agenda de desarrollo. 

El mundo post pandemia y el deterioro de los indicadores de desarrollo nos obligan a pensar diferente y hacer las cosas de manera diferente, mirando a la acción colectiva multiactor para poder conseguir resultados distintos. Creo que el trabajo coordinado de Aporta con IPA y J-PAL es un ejemplo claro de cómo, al sentar en la mesa a los actores correctos y buscar sinergias, se aceleran procesos, se generan sinergias y eficiencias y, sobre todo, se logran los objetivos trazados

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